martes, 15 de marzo de 2011

Capitulo 2: Ascenso a Nido de Condores...

Capitulo 2
Después de cuatro de noches de aclimatación, al fin dejábamos el Campamento Base.  Era un día soleado con viento esporádico y nubes despejadas. Antes de salir hicimos una selección de lo que nos subiríamos, esto es una labor complicada ya que uno quisiera subirse todo lo que uno posee para estar preparado para cualquier escenario, sin embargo, todo es peso que hay que cargar sobre la espalda; el  peso es igual a cansancio cuando no se utilizan porters como era nuestro caso.

Sentí cierto nerviosismo cuando salimos de Plaza Mulas. Por mi mente atravesaban preguntas como ¿Qué pasará allá arriba? ¿Cómo va estar el clima? ¿Tengo la fuerza para hacer esto?  ¿Cuándo regresaré? ¿Cómo regresaré? ¿Regresaré?
Escalábamos en silencio, cada quien estaba sumergido en su propio trance. Cuando estoy en la montaña pienso mucho en Dios, le rezo y le pido que sea bueno conmigo, que abra las puertas del cielo y nos permita el derecho de paso, no le pido fuerza o valentía, eso es cosa mía, tan solo pido un chance, una oportunidad de dar lo mejor de mí, cuídame Diosito, el triunfo y el fracaso son irrelevantes, tan solo quiero regresar a casa… completo.


Al fin llegamos a Plaza Canadá, el día anterior habíamos montado campamento por lo que al arribar pudimos relajarnos y comer algo.  Después de un merecido descanso, la siguiente labor era producir agua. Llevábamos estufas y combustible para derretir nieve y hervir agua. Esta labor es algo tediosa ya que producir 2 litros de agua tarda aproximadamente una media hora, necesitábamos producir por lo menos unos 10 litros.
A pesar del bello escenario y  de un hermoso atardecer, la primera noche fuera de Campamento Base fue una pesadilla. Al armar la tienda no pusimos atención en  el acomodo, normalmente uno debe poner la tienda de tal manera que si hay una pendiente la cabeza quede en la parte superior de la misma, es decir, los pies quedan debajo de uno.  Bueno pues, eso no lo hicimos, la tienda quedo en una posición muy extraña, durante toda la noche fui víctima de la gravedad y me resbalaba, sentía como la sangre se me subía a la cabeza provocando dolores intensos, insomnio y estrés.  La posición que tenia hacia que me cabeza quedara en la parte más baja de la pendiente, me deslizaba hacia abajo y hacia la derecha, era tan pequeña la tienda que no había forma de reacomodarse, era necesario desanclar la tienda y girarla. Al fin salió el sol y con eso abandone de inmediato de la tienda solo para enfrentarme al  estremecedor frio del amanecer.   

Después de preparar algo para el desayuno nos empeñamos en volver a empacar, estaríamos subiendo a Nido de Cóndores y allá dormiríamos, nuevamente había que hacer otra selección, volvíamos a sacrificar ropa y equipo, era imprescindible subir lo más ligero posible.
El porteo a Nido de Cóndores fue un verdadero tormento. La mochila pesaba alrededor de 25 kilos y cada paso era tortuoso. Entre más ascendíamos menos aire, más peso, menos energía, más cansancio.   El Sensei tomó la delantera y yo hice mi mejor esfuerzo por mantenerme cerca de él, quería seguirle el paso, sin embargo, Mitch se relegaba, cada vez quedaba más atrás y más lejos. Entendí la necesidad del Sensei de irse por delante, de abrir camino, de apartar un lugar adecuado para acampar una vez en el Nido, sin embargo, sentía que mi deber era esperar a mi compañero de viaje, entonces hice una larga pausa y por fin nos reencontramos. Mitch estaba sufriendo, se le veía en su andar, en su expresión, en sus ojos y palabras; “Maldita sea!” dijo Mitch, “hubiéramos contratados porters, esto es una estupidez”. Los Porters no forman parte del plan ni la filosofía del Sensei, si íbamos a subir esta montaña, seria con nuestros propios pies…

Caminante, el camino se hace al andar….
Después de 6 horas por fin arribamos a Nido de Cóndores, armamos nuestro campamento y nos dedicamos a producir agua de nuevo. Esa noche nos metimos a nuestra tienda exhaustos, soñando con el día de cumbre, no nos imaginamos nunca que estaríamos atrapados en nuestra tienda por los siguientes 48 horas debido al mal clima.  Esto era el fin del principio…
Para muchos, Nido de Cóndores representa el final del viaje, la altura equivale a la cima de Popocatepetl, a partir de este punto a muchos les falta aire y los azota la altura. Este punto es el que separa a los hombres de los payasos, a partir de este momento sería necesario emplearnos de fondo en cada actividad, así fuera cocinar, comer, dormir, cagar, orinar, etc todo representaba un tremendo esfuerzo. No quedaba más que hacer tiempo, acumular energía y mantenerse sano. Lo bueno estaría por llegar, el siguiente avance sería nuestro intento por la cumbre, medita Mau, respira… si se puede….


Continuara….
(Saludos especiales para el grupo de español de Miss López en The American School en La Haya, espero estén disfrutando de la historia, falta el capítulo 3, el mejor!!)